lunes, 25 de noviembre de 2024

Causalidad y Origen del Universo

 Voy a usar este blog para guardar notas de un libro que estoy terminando de escribir para mi curso de Cosmología y Origen del Universo. Si alguien lee esto y quiere dar "feedback" y sugerencias en los comentarios se le agradecerá infinitamente. Asñí usaremos la "sabiduría del rebaño" en la Internet para mejorar la educación de nuestros estudiantes universitarios, que son el futuro de esta nacioón gobernada por el miedo y la incompetencia de una generación egoísta que no estudió mucho, al parecer.

Introducción al Problema de los Orígenes

1.1 ¿Cómo Empezó Todo Esto?

Saber de dónde venimos y cuál es nuestro origen ha sido una de las inquietudes fundamentales de la humanidad. Todo tiene un inicio y todo tiene un final. Nuestro universo, tan enorme y asombroso, no ha existido por siempre. Tuvo que salir de algo o de alguien que lo causó. Al menos esta parece ser la lógica que rige las cosas que vemos en el mundo.

¿Por qué todo debe tener una causa? Esta es una de las preguntas centrales cuando hablamos sobre el origen del universo, de la vida, e incluso de la realidad misma. La noción de causalidad, la idea de que cada evento o fenómeno debe tener una causa previa, es una suposición que hemos heredado y aceptado casi sin cuestionar. Pero ¿es realmente una ley fundamental del universo? ¿O es una limitación de nuestra mente humana, que necesita conectar los eventos en una cadena lógica de causa y efecto para entender el mundo?

Muchos filósofos, científicos y teólogos han discutido estas cuestiones a lo largo de la historia. Uno de los pensadores más influyentes sobre el tema fue Immanuel Kant, quien en su Crítica de la razón pura analizó cómo nuestra mente estructura la realidad a través de conceptos como el tiempo, el espacio y la causalidad. Para Kant, la causalidad no es necesariamente una propiedad del mundo “en sí mismo,” sino una característica de cómo nuestra mente interpreta el mundo. Esto implica que la necesidad de una causa para todo podría ser más una exigencia de nuestro pensamiento que una propiedad del universo.

En contraste, en la tradición científica y en las religiones, la causalidad ha sido fundamental. Las religiones a menudo plantean un ser o causa primera que da inicio a la existencia. En la filosofía cristiana, por ejemplo, Tomás de Aquino argumentó en sus “Cinco Vías” que debe existir una “causa incausada,” algo que pueda ser responsable de la creación del universo sin necesitar una causa previa. Esta “causa primera” fue identificada con Dios, un ser necesario y eterno que trasciende las limitaciones de nuestra realidad física.

En el siglo XX, el avance de la ciencia nos llevó a teorías más complejas sobre el origen del universo, como el Big Bang, que plantea un punto de inicio definido en el tiempo. Esta teoría, defendida por científicos como Georges Lemaître y luego expandida por Stephen Hawking, nos sugiere que el universo, el tiempo y el espacio surgieron de una singularidad hace aproximadamente 13.8 mil millones de años. Pero este inicio ¿implica necesariamente una causa?

Aquí, el físico teórico Stephen Hawking desafió la necesidad de una causa previa. En su libro El gran diseño, Hawking propuso que el universo pudo surgir de acuerdo con las leyes de la física cuántica sin necesidad de una causa externa. Según las leyes cuánticas, los eventos pueden suceder sin una causa clara en el sentido clásico, lo que plantea la posibilidad de que el universo sea una “fluctuación cuántica” espontánea. Para Hawking, esta visión elimina la necesidad de un creador, ya que el universo podría “crearse a sí mismo” a partir de la nada física, pero siguiendo leyes matemáticas.

Otro enfoque fascinante viene de Bertrand Russell, quien en un debate con el filósofo cristiano Frederick Copleston argumentó que el universo simplemente “es” y que la búsqueda de una causa para el universo es innecesaria. Según Russell, preguntar por una causa del universo es similar a preguntar “¿qué hay al norte del Polo Norte?” La pregunta en sí misma no tiene sentido, ya que el universo podría no necesitar una causa en el sentido en que lo entendemos.

Entonces, ¿es posible que el universo no tenga una causa? ¿Podría haber surgido sin ninguna razón? Estas preguntas siguen sin respuesta definitiva. Sin embargo, plantearlas nos ayuda a examinar nuestras propias limitaciones y la estructura de nuestro pensamiento. ¿Estamos atados a la idea de la causalidad porque es una ley del universo, o porque es una necesidad de nuestra mente humana? ¿Cuál es el origen del espacio y el tiempo? ¿Puede haber una causa sin tiempo si el tiempo también tuvo un comienzo? ¿Por qué nuestro universo es tan estructurado y complejo con una jerarquía de componentes tan variada? Al mirar el universo vemos galaxias, estrellas, planetas, climas. continentes y organismos vivos como los humanos hechos de billones de células, cada una siendo una máquina de asombrosa complejidad y aparente propósito. ¿Fue esto producto del azar y de leyes matemáticas ciegas operando a lo largo de billones de años? ¿O hay un propósito detrás de la forma en que está configurado nuestro universo que requiere de razones inteligibles y causalidad para entenderse? Este curso no pretende resolver este dilema, pero al estudiarlo, aprenderemos a cuestionar profundamente nuestras propias suposiciones sobre la naturaleza de la realidad.