Voy a usar este blog para guardar notas de un libro que estoy terminando de escribir para mi curso de Cosmología y Origen del Universo. Si alguien lee esto y quiere dar "feedback" y sugerencias en los comentarios se le agradecerá infinitamente. Asñí usaremos la "sabiduría del rebaño" en la Internet para mejorar la educación de nuestros estudiantes universitarios, que son el futuro de esta nacioón gobernada por el miedo y la incompetencia de una generación egoísta que no estudió mucho, al parecer.
Introducción al Problema de los Orígenes
1.1 ¿Cómo
Empezó Todo Esto?
Saber de dónde venimos y cuál es nuestro
origen ha sido una de las inquietudes fundamentales de la humanidad. Todo tiene
un inicio y todo tiene un final. Nuestro universo, tan enorme y asombroso, no
ha existido por siempre. Tuvo que salir de algo o de alguien que lo causó. Al
menos esta parece ser la lógica que rige las cosas que vemos en el mundo.
¿Por qué todo debe tener una causa? Esta es
una de las preguntas centrales cuando hablamos sobre el origen del universo, de
la vida, e incluso de la realidad misma. La noción de causalidad, la idea de
que cada evento o fenómeno debe tener una causa previa, es una suposición que
hemos heredado y aceptado casi sin cuestionar. Pero ¿es realmente una ley
fundamental del universo? ¿O es una limitación de nuestra mente humana, que
necesita conectar los eventos en una cadena lógica de causa y efecto para entender
el mundo?
Muchos filósofos, científicos y teólogos han
discutido estas cuestiones a lo largo de la historia. Uno de los pensadores más
influyentes sobre el tema fue Immanuel Kant, quien en su Crítica de la razón
pura analizó cómo nuestra mente estructura la realidad a través de
conceptos como el tiempo, el espacio y la causalidad. Para Kant, la causalidad
no es necesariamente una propiedad del mundo “en sí mismo,” sino una
característica de cómo nuestra mente interpreta el mundo. Esto implica que la
necesidad de una causa para todo podría ser más una exigencia de nuestro
pensamiento que una propiedad del universo.
En contraste, en la tradición científica y en
las religiones, la causalidad ha sido fundamental. Las religiones a menudo
plantean un ser o causa primera que da inicio a la existencia. En la filosofía
cristiana, por ejemplo, Tomás de Aquino argumentó en sus “Cinco Vías” que debe
existir una “causa incausada,” algo que pueda ser responsable de la creación
del universo sin necesitar una causa previa. Esta “causa primera” fue
identificada con Dios, un ser necesario y eterno que trasciende las
limitaciones de nuestra realidad física.
En el siglo XX, el avance de la ciencia nos
llevó a teorías más complejas sobre el origen del universo, como el Big Bang,
que plantea un punto de inicio definido en el tiempo. Esta teoría, defendida
por científicos como Georges Lemaître y luego expandida por Stephen Hawking,
nos sugiere que el universo, el tiempo y el espacio surgieron de una
singularidad hace aproximadamente 13.8 mil millones de años. Pero este inicio
¿implica necesariamente una causa?
Aquí, el físico teórico Stephen Hawking
desafió la necesidad de una causa previa. En su libro El gran diseño,
Hawking propuso que el universo pudo surgir de acuerdo con las leyes de la
física cuántica sin necesidad de una causa externa. Según las leyes cuánticas,
los eventos pueden suceder sin una causa clara en el sentido clásico, lo que
plantea la posibilidad de que el universo sea una “fluctuación cuántica”
espontánea. Para Hawking, esta visión elimina la necesidad de un creador, ya
que el universo podría “crearse a sí mismo” a partir de la nada física, pero
siguiendo leyes matemáticas.
Otro enfoque fascinante viene de Bertrand
Russell, quien en un debate con el filósofo cristiano Frederick Copleston
argumentó que el universo simplemente “es” y que la búsqueda de una causa para
el universo es innecesaria. Según Russell, preguntar por una causa del universo
es similar a preguntar “¿qué hay al norte del Polo Norte?” La pregunta en sí
misma no tiene sentido, ya que el universo podría no necesitar una causa en el
sentido en que lo entendemos.
Entonces, ¿es posible que el universo no tenga
una causa? ¿Podría haber surgido sin ninguna razón? Estas preguntas siguen sin
respuesta definitiva. Sin embargo, plantearlas nos ayuda a examinar nuestras
propias limitaciones y la estructura de nuestro pensamiento. ¿Estamos atados a
la idea de la causalidad porque es una ley del universo, o porque es una
necesidad de nuestra mente humana? ¿Cuál es el origen del espacio y el tiempo?
¿Puede haber una causa sin tiempo si el tiempo también tuvo un comienzo? ¿Por qué
nuestro universo es tan estructurado y complejo con una jerarquía de
componentes tan variada? Al mirar el universo vemos galaxias, estrellas,
planetas, climas. continentes y organismos vivos como los humanos hechos de
billones de células, cada una siendo una máquina de asombrosa complejidad y
aparente propósito. ¿Fue esto producto del azar y de leyes matemáticas ciegas
operando a lo largo de billones de años? ¿O hay un propósito detrás de la forma
en que está configurado nuestro universo que requiere de razones inteligibles y
causalidad para entenderse? Este curso no pretende resolver este dilema, pero
al estudiarlo, aprenderemos a cuestionar profundamente nuestras propias
suposiciones sobre la naturaleza de la realidad.