miércoles, 3 de diciembre de 2008

¿Puede la ciencia explicarlo todo?

Perdonen la desaparición de tantos días sin bloguear pero entre la depresión post-electoral y el mucho trabajo acumulado de asignaciones, exámenes, clases y comités que tenía pendiente por estar politiqueando pues se me hizo imposible. Pero ya estoy de vuelta con más bríos e ideas locas en las fronteras de la ciencia y la política social.

En el artículo de hoy le meteremos mano de forma rápida y poco rigurosa (pero divertida) a una pregunta filosófica muy importante de la modernidad. Nadie duda del poder de la ciencia para explicar fenómenos naturales y cósmicos de forma matemática y precisa, con predicciones asombrosamente exactas, y produciendo tecnología cada vez más sorprendente y poderosa. Pero mucha gente, (incluyendo académicos respetables en las humanidades y las ciencias sociales) creen que estos éxitos de la ciencia moderna están limitados a cosas muertas, y esencialmente sencillas y repetitivas en la naturaleza no humana.

En mi curso sobre cosmología y orígenes del universo estábamos examinando de donde salió la inteligencia de los humanos. ¿Cuándo fue que empezamos a hablar, a comunicarnos, a ser creativos, a tener arte, música y cultura, a tener empatía con los demás, a desarrollar ideas de moral y responsabilidad? En fin, ¿Cuándo y de donde salió el alma humana que nos diferencia de los gorilas y los chimpancés? La pregunta está de esa forma porque ya toda persona culta y sensata acepta que las ideas sobre la evolución de Darwin están esencialmente correctas, y es cierto que los hombres vinimos de monos o primates parientes de estos como Homo Abilis, Australopitecos, Cromañones o Neandertales. Pero ninguno de estos, ni los chimpancés con los que compartimos sobre 99% de nuestro genoma, parece haber tenido ni remotamente la inteligencia y la capacidad creativa y cultural del Homo Sapiens. Toda la evidencia arqueológica parece indicar que hace unos 60,000 años en África ocurrió un "Big Bang" en la mente de nuestros antepasados primates, y nuestro cerebro fue el resultado de una mutación que cambió el "sistema operativo" de nuestra computadora neuronal para producir conecciones mas rápida y versátilmente que los cerebros anteriores. No cambió ni el tamaño del cerebro ni la estructura biológica de las neuronas. Cambió algo misterioso en el "software" cerebral que le dice a las neuronas cómo y cuando hacer conecciones con otras de forma coordinada entre millones de éstas. Este tipo de "software" mutante parece ser responsable de la creatividad, la capacidad de desarrollar lenguaje, y la creación de la nueva evolución memética que cambiaría profundamente no solo a nuestra especie sino al futuro de toda la vida en este planeta.

Este tipo de fría explicación evolutiva no es del agrado de muchos. A decir verdad, es una explicación bastante preliminar e incompleta ya que no solo no sabemos cual es ese "software" cerebral misterioso, realmente no sabemos ni cómo funciona el cerebro y ni siquiera cómo funciona una neurona sola, ni los mecanismos biológicos de diferenciación celular, ni como se codifican éstos en nuestro DNA. Pero a las personas de espíritu científico nos huele que esta explicación natural, materialista y evolutiva debe de estar mucho más cerca de la realidad de lo que pasó que cualquier otra explicación alterna, (particularmente esas otras explicaciones que envuelven fantasmas, dioses y otros entes invisibles e inmateriales con poderes mágicos que usualmente nos proveen las religiones).

Sin embargo, muchas personas educadas e inteligentes (particularmente posmodernos en las ciencias sociales y los estudiantes que han infectado con sus doctrinas) se rehúsan a creer que la ciencia tenga el poder de explicar nada que tenga que ver con el alma y el comportamiento humano. Piensan que estas cosas son esencialmente impredecibles e inescrutables. Que son algo cualitativamente diferente del resto de la naturaleza. Por lo que jamás podrán ser reducidas a las explicaciones matemáticas, lógicas, mecanicistas, y con leyes universales que se usan en otras ciencias naturales como la física, la química, o la biología.

Mi opinión personal es que jamás hemos visto nada que justifique esta creencia cuasi-mística de que los seres humanos somos mágicos, especiales y no sujetos a las leyes de la naturaleza como todo lo demás. Me parece que tiene que haber una explicación matemática y reducible a la física para todo lo que pensamos, decimos, hacemos, soñamos y sentimos. Que no la hayamos encontrado aún por ser este un problema horrendamente complicado, (y porque por consideraciones éticas es bien difícil usar el método científico y experimentar con cómo piensan los humanos), no quiere decir que tal explicación no existe. Mi "gut feeling" es que sí hay ecuaciones matemáticas y deterministas que predigan y expliquen en detalle todo lo que vamos a pensar, hacer o decir pues esencialmente somos robots "mojados" muy complicados, pero sujetos a las mismas leyes de la física, la química y las fuerzas eléctricas que cualquier otra máquina.

Ahora, es otro tema aparte si podremos nosotros algún día encontrar estas ecuaciones del alma, si las podremos entender aún si alguien las hallara, y si valdrá la pena pasar tanto trabajo para buscarlas o debemos conformarnos con explicaciones más débiles e impredecibles de alto nivel como las que se usan hoy en día.

2 comentarios:

Javier M. dijo...

Actualmente estoy entrando al mundo de los estudios utilizando fMRI y me fascina. Creo que esta tecnología es solo el comienzo y que continuaremos aprendiendo mucho mas sobre el funcionamiento del cerebro humano y nuestro "software".

Tito Zurita Carpio dijo...

Si en este momento no lo puede explicar, bueno, la ventaja del método científico es que tarde o temprano (a veces hasta con ayuda del azar) puede dar la explicación de muchas cosas, lo que no ocurre con otras manifestaciones de la mente humana (pongale el nombre que quiera) las cuales dan todo por hecho e inmutable.