domingo, 20 de marzo de 2011

El terremoto de Japón impactará la fabricación de celulares, tablets y laptops

Todo mundo está pendiente al tsunami y la novela metemiedo diaria de la lucha para evitar que los reactores nucleares de Fukushima se salgan de control y la radiación escape poniendo la vida de miles más en peligro en adición a todos los muertos que resultaron ya de ese terremoto. Pero por eso yo no voy a hablar de eso aquí esta vez. Solo me interesa decir que eso no debiera detener los planes de construir muchos más reactores nucleares en el mundo, y particularmente en Puerto Rico. Las posibilidades remotas de un desastre natural que se pueden minimizar con un buen diseño tecnológico que aprenda de experiencias pasadas no debieran paralizarnos de miedo. Máxime cuando las posibilidades mucho más grandes de un desastre inminente si no nos movemos a generar energía masivamente de fuentes diferentes al petróleo debieran infundirnos mucho más miedo que terremotos, volcanes o huracanes.

A mí como nerd, científico y educador me preocupa más el efecto global que la devastación en Japón puede celus tener sobre nuestra tecnología digital moderna. No solo es que en Japón se producen una gran cantidad de aparatos, carros, consolas de videojuegos y computadoras de gran calidad. Más importante, aunque casi invisible para muchos de nosotros que usamos lo último en tecnología, es el hecho de que Japón produce una gran parte de componentes claves necesarios para que todos los demás en la industria puedan producir los productos terminados que esperamos en un futuro cercano. Una gigantesca parte de las laptops, celulares inteligentes, tabletas iPad y Android, servidores para computación en la “nube”, y la nueva generación de videojuegos portátiles usan piezas que son “Made in Japan”, o “Made in China”. Y esas piezas chinas son solo ensamblajes que dependen en gran parte de suplidores japoneses.

Según este interesante artículo de observadores expertos en tecnología Japón suple una gran parte de las baterías de litio y pantallas de LCD que usan todos los manufactureros de equipos digitales modernos. Sin baterías duraderas y livianas, y sin pantallas finas y flexibles sería imposible tener laptops, iPhones, iPads, iPods, otras tabletas & MP3 players, o teléfonos celulares (sean con sistemas operativos de Apple, Windows Phone, Blackberry, Symbian o Android). Y en esta era en que estamos moviéndonos a velocidad warp hacia un mundo de cuasi-cyborgs con acceso 24/7 a Internet desde cualquier parte del planeta esto son muy malas noticias.

Según el influyente blog de tecnología español Microsiervos:

Este es el caso de las baterías para portátiles y dispositivos móviles que según DigiTimes puede ser de los más afectados por la coincidencia de empresas afectadas en el mismo sector.

En la lista están Sony, que fabrica celdas de litio; Hitachi, que produce la mitad de todos los ánodos para baterías o Mitsubishi, que tiene una cuarta parte del mercado mundial de electrolitos y una quinta parte de su producción en zonas muy afectadas por el terremoto.

En total, en Japón se concentra o tiene su origen la mitad de la producción global de materiales y componentes que son necesarios para producir baterías de litio.

Así ocurre también en el mercado de las pantallas LCD para monitores, portátiles, tablets, celulares y televisores de plasma, que de igual forma se puede ver muy afectado.

De nuevo, son las plantas de Sony y Hitachi localizadas en zonas afectadas por el desastre las que suman el 90 por ciento de la producción mundial de la película conductiva utilizada en los paneles LCD [...] otra parte esencial de éstas pantallas lo fabrica Fuji Film, cuya producción también parece haberse visto afectada.

A estas alturas aún no está claro cómo y cuánto influirá el terremoto en el suministro de pantallas dado que también ocurre que hay numerosas fábricas situadas fuera del alcance de los efectos del sismo. Sí puede suceder que la producción global se reduzca o que haya un alza en los precios.

En una economía globalizada e interdependiente como la nuestra no hay efectos localizados. Lo que le pasa a un país afecta a todos los demás. Veremos en que para todo esto. Entre la inestabilidad en el Medio Oriente afectando los suministros de petróleo y este desastre japonés nos esperan tiempos interesantes y peligrosos en el futuro cercano de todas nuestras economías.

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