La actividad cumbre del 2009: Año Internacional de la Astronomía en Puerto Rico fue un éxito total. Fue impresionante ver cientos y cientos de personas con sus familias haciendo filas larguísimas en los terrenos del Morro a altas horas de la noche para poder ver por un telescopio. Sin molestarse y sin que nadie los obligara. Porque ansiaban ver el cielo y sus maravillas. Y salían de una fila y se metían a hacer otra. Y conversaban sobre Saturno o la Luna, buscaban las constelaciones más famosas en el cielo, comentaban lo que habían aprendido en sus clases de ciencia, nos preguntaban miles de cosas a los profesores que estábamos allí para intentar entretenerlos mientras hacían fila, y coleccionaban los sellitos y retratos conque premiábamos a los que habían visto con sus propios ojos lo que está verdaderamente fuera de este mundo.
Sobre 5 mil personas pasaron por los 10 telescopios que tuvimos desde el Jueves 2 hasta el pasado Domingo 5 de Abril. Niños, jóvenes, adultos, ancianos, estudiantes, trabajadores, amas de casa, policías, maestras. Había de todo. Fue una experiencia inolvidable ver las caras de asombro y felicidad que le producía a muchos niños ver de cerca los cráteres de la Luna, los anillos majestuosos de Saturno, la inmortal complicidad de las Pléyades, o las estrellas que están naciendo en la Nebulosa de Orión. Era impresionante ver el deseo de aprender de muchos al preguntar como se llaman las constelaciones, cuan lejos están los planetas, por qué los astrónomos deciden escoger esta carrera tan bonita, quien fue Galileo, o como se debe comprar un telescopio.
Han pasado ya 400 años desde que en Abril de 1609 Galileo Galilei apuntó el primer telescopio hacia el cielo y descubrió un sinfín de nuevos mundos al alcance de los sentidos humanos modificados por este nuevo instrumento revolucionario. Pero el sentido de asombro, de descubrimiento, de sentirse uno con el universo sigue fresco e inalterado en los niños y jóvenes del 2009.
Galileo con su telescopio descubrió las montañas y los cráteres de la Luna. Y vio que la Luna era un mundo como la Tierra con una geología similar. Lo que contradecía las ideas aristotélicas y cristianas de la época de que el cielo y sus objetos eran cristalinos y etéreos hechos de un elemento diferente a los de la Tierra y que todo en el cielo era perfecto, incambiable y creado para nuestro beneficio aquí en la Tierra. Galileo descubrió cuatro lunas girando alrededor de Júpiter. Lo que contradecía la noción aceptada por todos de que la Tierra era el centro del universo y todo lo celeste giraba a su alrededor. Galileo descubrió los anillos de Saturno y las diferentes formas que podían tener los planetas que hasta ese entonces eran estrellitas puntuales cuyo único valor era para hacer horóscopos y astrología. Galileo vio que la Vía Láctea no era una nube luminosa sino un conglomerado inmenso de millones y millones de estrellas, lo que abonaba a la idea herética de que el universo era mucho más grande y asombroso que lo que relataba la Biblia. Y Galileo vio que Venus tenía fases en que se oscurecía como la Luna, lo cual probaba que giraba alrededor del Sol y no de la Tierra, probando las ideas del desacreditado filósofo Copérnico y negando las “verdades” del dogma cristiano de su época. Todo esto, y su certeza de tener la verdad porque la había probado científicamente y no porque se la había creído por fé de libros viejos que todos aceptaban sin chistar, lo metió en serios problemas con la Iglesia Católica, que para ese tiempo era la institución de mayor poder político del mundo. Pero los descubrimientos de su telescopio y su agudo ingenio científico lo reivindicaron al final.
Y hoy seguimos mirando por el telescopio, y hay niñitos y niñitas que con su descubrimiento del fin de semana pasado quizás se animen a ser como Galileo y escojan una carrera científica para bien de la humanidad y de Puerto Rico.
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