martes, 8 de mayo de 2007

Peligros y promesas de la energía nuclear

Dice James Lovelock, uno de los creadores de la Teoría de Gaia, que si queremos salvar al planeta Tierra del desastre al que se encamina tenemos que empezar a usar mucha más energía nuclear en vez de petróleo. Pero esta es una posición bastante controversial pues Lovelock es uno de los “gurús” del movimiento ambientalista verde a nivel internacional pero la posición convencional de los ambientalistas (particularmente en Estados Unidos) es de férrea oposición a la energía nuclear, por sus peligros de haber una explosión en un reactor y por los problemas de deshacerse de desperdicios radioactivos cuya media vida puede ser de entre 280 años (como la de Estroncio-90) hasta 760,000 años (como la de Níquel-59). Asegurarse que grandes cantidades de material radiactivo se mantengan selladas y sin filtrarse a cuerpos de agua o al suelo durante tanto tiempo no es tarea fácil, y conlleva grandes peligros. Pero esto es un problema cuya solución debe existir si se le mete mano científicamente y con una ingeniería bien diseñada. El costo de no usar energía nuclear y seguir quemando petróleo en lo que se desarrollan otras fuentes confiables puede ser desastroso y hasta suicida. El problema radica en que, además de la inercia económica monumental de los países ricos, está el hecho político sensitivo de que a nadie le va a gustar la idea de tener un reactor nuclear o un vertedero radiactivo cerca de su casa.

Hay 2 tipos de energía nuclear: la fisión nuclear (que es romper núcleos atómicos grandes e inestables en pedazos más pequeños) y la fusión nuclear (que es unir dos núcleos pequeños para formar uno más grande y pesado). Como ustedes seguramente saben, los núcleos atómicos se componen de 2 partículas subatómicas: los protones y los neutrones. Los protones y neutrones se atraen entre sí debido a la fuerza nuclear fuerte, y forman los núcleos que definen los diferentes elementos químicos. Mientras más protones y neutrones en el núcleo, más pesado es el átomo y más abajo está en la Tabla Periódica de los elementos. Pero los protones tienen carga eléctrica y mientras más protones haya más fuerte será la repulsión eléctrica que intenta romper el núcleo. En todo núcleo atómico hay esta competencia entre estas 2 fuerzas, una que quiere unirlo y otra que quiere destruirlo.

La energía nuclear convencional (las de las bombas atómicas genocidas que asesinaron a mansalva viejos, mujeres y niños en Hiroshima y Nagasaki, así como la de los reactores nucleares usados para generar electricidad) se basa en la fusión de núcleos radiactivos grandes y pesados (como Uranio o Plutonio) donde son ya de por sí inestables por la gran cantidad de protones que hay en cada núcleo. Bombardeando una gran cantidad de estos elementos con neutrones crea una reacción en cadena donde cada vez que se parte un núcleo en pedazos se libera energía y más neutrones, que a su vez rompe más núcleos y así sucesivamente. Si se deja esto sin control se tiene una explosión nuclear. En un reactor se trata de enfriar y controlar esta reacción para que solo dé una cantidad de energía en forma de calor que podamos manejar (si no ocurren accidentes, claro está). A pesar de los accidentes notorios de Chernobyl y Three Mile Island, la experiencia de décadas en submarinos nucleares, y miles de centrales nucleares operando continuamente en países como Francia y Japón han demostrado que con un mantenimiento adecuado, buen monitoreo de las condiciones del reactor y varios sistemas de seguridad redundantes se pueden tener plantas nucleares bastante seguras y confiables. El problema es con la disposición de los desperdicios radiactivos que se generan luego de las reacciones nucleares. Un problema es de salud porque son desperdicios tóxicos de muy larga vida, y el otro de seguridad y política, pues muchos de esos desperdicios son ricos en isótopos radiactivos que pueden usarse para construir armas atómicas.


La otra manera de producir energía nuclear lo es la fusión de 2 núcleos livianos en uno más pesado. Esto ocurre en el interior del Sol y las estrellas (éstas brillan por ser gigantescos reactores termonucleares) así como en la infame Bomba-H (que era millones de veces más poderosa que la bomba atómica de Hiroshima). El problema es que para producir reacciones de fusión nuclear se necesitan millones de grados Kelvin, unas temperaturas tan altas que no existe material alguno que contenga plasmas tan calientes. Hay mucho interés en la comunidad científica internacional en investigar como contener los plasmas con campos magnéticos sumamente intensos en configuraciones toroidales conocidas como “reactores tokamak”. Uno de los proyectos de mayor interés es el gigantesco reactor experimental de fusión ITER , el que costará varios billones de dólares y en el que colaboran Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea, China, India y Korea. Es un reactor experimental con el propósito de producir energía de fusión a un costo competitivo con el petróleo, sin producir desechos radiactivos ni gases de invernadero, y mediante reactores seguros y eficientes.


Se espera que tome varias décadas lograr esta importante meta, pero si los físicos logran la meta de crear reactores nucleares de fusión en nuestra vida habremos dado un gran paso de avance en la meta de sobrevivir como especie y vivir con avances tecnológicos, pero sin poner en peligro la ecología y la convivencia con el resto del planeta Tierra.

1 comentario:

Juan Ignacio Casaubon dijo...

BREVE HISTORIA DEL PLAN NUCLEAR ARGENTINO


En la primera presidencia de Perón arribó a la Argentina el físico alemán Ronald Ritcher, escapando de la guerra. Este promete al presidente el control de la fusión nuclear, y se establece en la isla Huemul en Bariloche.
Hay dos procesos nucleares que producen energía: la fisión o rotura de núcleos pesados como el Uranio; y la fusión de núcleos livianos que son isótopos del Hidrógeno.
La fisión tiene un uso bélico (bomba nuclear) y varios usos pacíficos como la producción de energía eléctrica y usos medicinales.
Por el contrario con la fusión sólo se ha llegado a fabricar bombas atómicas. La fusión no ha logrado “controlarse” para usos pacíficos y es en este momento un tema de punta en las investigaciones de los físicos.
Sin embargo Ritcher “engatusó” a Perón diciéndole que iba a lograr este cometido ¡en la década del 40! Logró ingentes cantidades de dinero para sus instrumentos científicos e instalación de laboratorios en la isla Huemul donde trabajó secretamente.
En 1951 Perón anuncia al mundo el “control del poder atómico”. Desde ese mismo momento los laboratorios extranjeros empiezan a dudar de los resultados anunciados. Se produce una crisis de credibilidad en Argentina y se nombra a una comisión especial para investigar a Ritcher. El responsable de la comisión fue José A. Balseiro.
El resultado de la comisión es que Ritcher no había logrado el control de la fusión, ni mucho menos. En primer lugar su experimento alcanzaba los miles de grados cuando en realidad se necesitaban ciento de miles de grados. Por otro lado Ritcher creía haber logrado el “plasma” basándose en que el espectro debía correrse, cuando en realidad el espectro debe ensancharse. Ritcher mostró la fotografía del espectro corrida, pero la comisión encontró en ella errores de revelado. Por último Ritcher afirmaba que su detector había encontrado emisión de neutrones, lo que fue demostrado falso.
A todo esto se crea en Argentina la Comisión de Energía Atómica (CNEA). Balseiro funda un Instituto de Física en Bariloche sobre la base de los instrumentos que compró Ritcher. Este Instituto en algunos años alcanza renombre mundial. Paralelamente se desarrolla el plan nuclear argentino que lleva adelante la CNEA. Se construye Atucha I con una potencia de 320 MW y luego la central Embalse de Río Tercero con una potencia de 630 MW. Hoy día Argentina tiene, con estas dos centrales un 10% de energía de origen nuclear. Un récord para Latinoamérica. En 1980 se empezó a construir Atucha II, pero su construcción se detuvo en 1996. Ahora nuestro presidente ha ordenado continuar con ella y se espera tenerla para 2010. También se habla de una cuarta central. Así mismo Argentina cuenta con una planta enriquecedora de Uranio y una de agua pesada y muchos otros institutos de investigación pura y aplicada d4e la CNEA.
Por último quiero destacar que si bien Perón cometió un error de “inteligencia” debe respetarse su voluntad de embarcar al país en un plan nuclear, tema que un político no pudo eludir después de Hiroshima 1945.
LA ARGENTINA SIEMPRE TUVO LA POLÍTICA DE HACER UN PLAN NUCLEAR PACÍFICO. Por último debemos mucho a la generosidad de José Balseiro, promotor del instituto donde se forman los físicos e ingenieros nucleares. Balseiro, cordobés, desde su conversión al catolicismo en su corta vida mostró un empuje impresionante para que la ciencia y la técnica de nuestro país hayan alcanzado metas tan altas.

BIBLIOGRAFÍA

“J. A. Balseiro: Crónica de una ilusión.”
Arturo López Dávalos y Norma Badino
Ed. Fondo de cultura económica, 1999, Buenos Aires

“El Secreto atómico de Huemul”
Mario A. J. Mariscotti
Ed. Estudio Sigma 2004 Buenos Aires. Primera edición 1984


Dr Juan Ignacio Casaubon
Doctor en Física – UBA
jic@ub.edu.ar
http://es.geocities.com/jicasaubon (contiene Memória de la física 1971-2006)