martes, 9 de octubre de 2007

Haciendo política como se hace ciencia

No es lo mismo ser un científico político que un político científico. Yo soy un científico físico. Hay científicos políticos que se dedican a estudiar la historia y las maneras generales de cómo se conducen las decisiones políticas de alguna nación (sean capitalistas, socialistas, democráticas, fascistas o anárquicas). Como ya saben los lectores de este blog, yo no me dedico a eso. Yo me dedico a estudiar cosas más fáciles y cósmicas como el Big Bang, la teoría de la Relatividad, los huecos negros, o teorías de supercuerdas. Donde como no se habla de cosas vivas, irracionales, emocionales ni contradictorias es una ciencia preciosa, exacta y adecuada para los vagos mentales como este autor.

Pero como vivo en una sociedad colonizada, con problemas que nos afectan a todos, y con guerras intestinas que no nos dejan progresar como pueblo pues me he visto en la obligación de convertirme en político. No porque quiera otro trabajo. No porque esta carrera sea mejor o peor. Y definitivamente no porque se gane más o sea más fácil (aunque si ven el video de la caterva de ineptos que dominan la profesión de "político" en nuestras sociedades, pues notarán que esto efectivamente es así).

Soy político, además de físico, por un imperativo moral. Para tomar decisiones políticas en cualquier país hay que saber pensar bien, y desgraciadamente los políticos que tenemos ahora (con varias honrosas excepciones) todos piensan HORRENDAMENTE MAL. Alguien tiene que decirles lo mal e ilógicamente que llevan años ya pensando, y que esto es la causa de la inmensa mayoría de nuestros problemas económicos, sociales y políticos. Es por tener una política que se basa casi completamente en la mentira, el amiguismo, el "quítate tú pa ponerme yo", el miedo y la irracionalidad que no sacamos los pies del plato. Y aunque Puerto Rico en términos materiales, tecnológicos y de infraestructura social está mejor que el promedio de las demás naciones latinoamericanas, es cada vez más obvio que nuestro estancamiento colonial no solo ya no nos deja avanzar más, sino que vamos moviéndonos a la inversa. Cuando los demás países latinoamericanos suben, nosotros vamos bajando.

Yo quiero ser un político científico. Un político que adopte la ética de la ciencia. Un político que use los métodos de la ciencia para hallar y propagar la verdad. Un político que eduque sobre las ventajas de la lógica y la ciencia a la hora de tomar decisiones y diseñar planes de acción social. Y un político que defienda la ciencia como herramienta indispensable si queremos que nuestra sociedad mejore y provea de una mejor calidad de vida a todos los ciudadanos e instituciones del país. Sé que la ciencia por sí sola no es una panacea que lo cura todo, y en ocasiones ha producido más mal que bien. Pero viendo el nivel de irracionalidad y pobre calidad del debate político que impera en nuestros días, me parece que si se adoptara una actitud de pensar científicamente las cosas mejorarían mucho.

Pero además de ser un político científico soy también un idealista realista, (hoy parece ser un gran día para aparentes contradicciones en mis escritos, ¿no?). Como no tengo estómago ni el bajo nivel de moralidad necesario para postularme en los partidos de corruptos y chanchulleros que sí pueden ganar, pues me postulo por un partido chiquito e idealista que no tiene ni el más mínimo chance de ganar. La legisladora incumbente contra la que estoy corriendo tiene el nivel intelectual de un mono retardado, la educación de un barrendero, la productividad de una tortuga sin patas, y la moralidad de una prostituta con SIDA. Pero me va a dar la pela que se le perdió a Magoyo, no importa cuantos doctorados tenga, o cuantos programas de gobierno con ideas concretas y hermosas presentemos. Desgraciadamente en nuestra versión burlesca de la democracia no se eligen los mejores candidatos. Se eligen los más "listos", guapetones, y poseedores de los "padrinos" correctos. ¿Qué se le va a hacer?

"¿Porqué te metes a lapachar en esa charca fangosa si ya sabes lo que te va a pasar?", me preguntan siempre mi familia y mis amigos. La contestación es a la vez simple y asombrosa. Porque tengo la estúpida esperanza de que haciendo campaña y caminando por las calles de San Juan, o hablando con estudiantes, o enviando comunicados de prensa casi siempre ignorados se rieguen semillitas de esperanza y de buenas ideas que a lo mejor germinen en alguna mente fértil. Las buenas ideas y las lindas esperanzas en el futuro hay que lanzarlas al viento a ver si llegan a algún mágico lugar donde puedan crecer y desarrollarse, aunque no sea uno el que las cuide e implemente. Los memes de la justicia, la libertad y la buena convivencia hay que propagarlos a otras mentes. Y en la política estos memes debieran crecer y multiplicarse, aunque ahora la política parece ser un ambiente hostil y venenoso para tales ideas.

Pero para hacer campaña hacen falta chavos. Sin dinero no baila el mono. Así que se me ha ocurrido en esquema totalmente virtual para financiar mi campaña de legislador. No, no es ninguna pirámide ni esquema para estafar a nadie. Solo necesito de varios voluntarios con algunas horas de tiempo libre. Mi precinto incluye algunas de las zonas comerciales más grandes de San Juan. La idea sería enviar cartas (o preferiblemente emails o llamadas telefónicas) a los comerciantes locales solicitando una pequeña donación para esta cruzada de ideas lindas y educación ciudadana, usando la excusa de mi candidatura a las elecciones generales como pretexto. Particularmente me voy a concentrar en averiguar de sus estados financieros mensuales ante la Comisión Estatal de Elecciones quienes le están donando a la legisladora incumbente, para ver si por pura vergüenza me donan aunque sea una fracción de lo que le donaron a ella cuando comparen con nuestro récord profesional e ideas de campaña. A todo voluntario que me ayude (no hay ni que salir de la casa) le voy a pagar una comisión del 60% de las donaciones que recaude. Así que puede haber dinero en ayudar a una causa noble. Y no tiene que preocuparse por ayudar a un independentista, porque yo ni voy a ganar ni voy a hablar de independencia en mi campaña. Usaría los recaudos para publicar anuncios en periódicos y revistas sobre las ideas de racionalidad, financiamiento para la ciencia y la universidad, y medidas que promuevan una mejor educación en ciencias. Una campaña científica de la ciencia para la divulgación y mejoramiento de la ciencia. Haciendo de la política una mejor ciencia.

Nada más por lo loca e idealista valdría la pena hacerla, ¿no? Si les interesa ayudar, envíenme un email a elgranmoncho5@msn.com


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