Bueno, pasó el día de Navidad, (que es también el natalicio de Sir Isaac Newton, que es lo que la humanidad debería de celebrar ya que sus contribuciones a la ciencia y la sociedad moderna son superiores y mucho mejores que las de Papá Chuíto). Y empezó mi odisea personal…
Después de varios años de estarme jeringando, finalmente accedí a la petición de mi esposa de pintar y remodelar el apartamento. No entiendo porque las mujeres quieren cambiar algo cómodo y familiar como es el lugar donde uno vive y al que ya está acostumbrado. Ella quiere cambiar puertas, lámparas, estantes de libros, adornos de baño, y pintar hasta detrás de la nevera y la estufa (¿qué propósito racional puede lograr este gasto innecesario de pintura y esfuerzo que nadie nunca verá?)
No calculé la magnitud de mi error al acceder a esto en un momento de flaqueza emocional. Para empezar, un hombre de clase media en esta situación tiene sólo dos horribles opciones: O va de compras junto con su mujer a varias tiendas dentro de shopping malls llenos de carros, (sin suficientes espacios para estacionarlos todos. ¿Y no que estamos en una recesión?) y filas interminables que meten miedo, o la deja ir sola para que compre todo con tarjetas de crédito (y terminar en la bancarrota total y absoluta).
Con gran temor en el corazón decidí escoger el menor de los dos males, que fué irme de compras con ella y por lo menos tratar de imponer algún tipo de veto para evitar que se comporte como si fuese Ivana Trump en medio de una depresión. Sabía que eso serían horas de aburrimiento total y masivo, así que me preparé con un libro y mi MP3 player lleno de música del Gran Combo.
Sólo les voy a contar algunos de los “highlights” de tan espeluznante viaje al Mundo del Terror:
- Aprendí que las mujeres tienen ojos de mucha más resolución para discriminar largos de onda que los hombres. Cómo pasan horas decidiendo entre tonalidades de verde chatré y verde oliva mediterráneo para ver si combinan con los adornos de los cojines del sofá es asombroso. Solo pude desarrollar la débil estrategia de mirar las tarjetas de colores con cara de interés fingido cada vez que me preguntaba , y con el rabo del ojo buscar cual tipo de pintura era más barata para intentar argumentar fútilmente que esa se vería “mejor”.
- Pasé literalmente horas sentado en la sección incorrecta de Home Depot esperando por un dependiente para verificar estimados de algo muy caro para poderse hacer en ese momento. Todavía no veo la lógica de esta movida.
- Descubrí que la asignación de precios para sábanas y ropa de cama parece que se hace al azar. No sabía que una sábana verde claro con 800 hilos (no sé por cuanta área superficial pues no lo dicen) que se supone que es de más calidad (y más “suavecita”, cosa que no notarás pues estás durmiendo) que una blanca con flores de 250 hilos puede ser más barata. Cómo alguien paga más de $80 por una sábana está fuera de mi entendimiento.
- Parece que las mujeres no tienen ni el más mínimo sentido del peso y el volumen de las cosas que compran. Mientras deciden entre colores y nombres de marca no pasan ni un instante pensando cómo van a meter eso al carro, cómo lo piensan subir hasta el apartamento, o cuanto pesa. Claro, como creen que salieron con un burro de carga que además de pagar tambien tiene que cargar todo, pues eso no les crea ansiedad alguna. En una tienda tuve que literalmente dar 4 viajes para llevar todo hasta la caja para pagar.
Ya lo saben. Si la mujer quiere ir de compras con usted en Navidad, enférmese, dóblese un tobillo, o finja tener un ataque al corazón. Los amigos no deben dejar a los amigos ni guíar borrachos ni ir de tiendas con sus esposas.
1 comentario:
Mano, siento que hayas caido en la trampa. No quiero describir el sufrimiento que te espera pues no sería correcto provocar un dolor innecesario. Yo he resistido un par de años a el embate decorador de mi jefa. Caeré pero será luchando. Lo único bueno es que no será como los doce trabajos de Hércules y al final se termina. Que tengas un próspero año nuevo y gracias. Salud y suerte.
Publicar un comentario