sábado, 3 de abril de 2010

Reflexiones científicas de Semana Santa

ciencia_religion Cuando yo era un niño chiquitito la Semana Santa era un gran evento. Mis papás nunca fueron especialmente religiosos, (iban a la iglesia de vez en cuando y creían en Dios, pero no hablaban mucho de eso), pero mis abuelas sí lo eran. Ellas esperaban que todos sus hijos y nietos fuesen a comer pescado a sus casas, acompañarlas a la Misa, ver la procesión de Viernes Santo, y compartir viendo una o dos películas mejicanas sobre la crucificción de Cristo (o “Ben Hur” o “Los Diez Mandamientos” que también daban mucho ese día en el Canal 2 y el 4). Era un ritual impresionante para un niño de 5 ó 6 años. No se podía jugar ni hacer ruido. Estaba prohibido reirse. Sólo se podía oir en la radio himnos Gregorianos y música sacra, (nada de salsa, merengue o rock). No se podía comer carne. Había que estar horas muertas bajo el Sol viendo las procesiones de vírgenes, hombres en túnicas, soldados romanos, y varias encarnaciones de Jesucristo sangrando y sufriendo. Los sermones detallando cada uno de los 7 episodios de todo lo que pasó el día de la crucificción, y repitiéndonos lo malos y execrables que somos todos los seres humanos, parecían casi tan dolorosos e insufribles como la misma pasión de Cristo. Si él había sufrido por nosotros parecía que esos días veníamos obligados a sufrir con él.

cristoforo Al menos no nos flagelaban, o había locos como en Filipinas que decidían llevar esto de la penitencia a los extremos y se crucificaban de verdad ellos, o iban millas de rodillas hasta que se le desgarrara la piel. Y como TODA LA SOCIEDAD participaba de estos rituales medievales tradicionales y antiquísimos, pues nadie (especialmente ningún niño) se cuestionaba su pertinencia o validez.

En 40 años las cosas han cambiado grandemente. Ya no dan toda la semana libre, solo el Jueves y el Viernes (no sé por qué el Jueves Santo parece más importante que el Lunes, el Martes o el Miércoles Santo). Desde que mis abuelas murieron ya nadie en mi familia va más a la iglesia. Yo ya casi no veo TV, pero de ver la guía de programación uno ve que no hay películas viejas sobre Cristo todo el día como antes. Las playas están abarrotadas de gente aprovechando el “Spring Break” y no preocupándose de la solemnidad del Viernes Santo. Las procesiones de la iglesia en Bayamón donde yo iba ya casi no duran nada y no van muy lejos porque casi nadie asiste ya, y se ven ridículas y patéticas. Creo que pasa igual en casi todas las Iglesias Católicas del país.

El mundo se está secularizando rápidamente. La religión, la tradición, el misticismo y la mitología que en el Renacimiento arropaban esencialmente todo el planeta luego de la colonización europea están perdiendo fuerza. Ahora la Iglesia no es sinónimo de santidad. Las noticias (aún en Semana Santa) son sobre escándalos, curas pedófilos, predicadores ladrones, creacionistas ridículos, burocracias encubridoras, y politiquería barata. Cada vez va menos y menos gente a la Iglesia. El argumento antes tan omnipresente y poderoso en política de “estas acciones hay que obligarlas por ley porque son la voluntad de Dios” ahora suena anticuado y ridículo. Y 9 de cada 10 de las pocas veces que alguien aún lo usa proviene de algún republicano derechista que hipócritamente hace escondido eso que públicamente denuncia como malo y condenable por la Biblia.

Muchos ven en este mundo moderno y no-religioso una “pérdida de valores”. Dicen que si volviéramos a las iglesias, a rezar rosarios, a asistir a misas o cultos, y a toda esa parafernalia de ritos medievales bajarían la criminalidad, y las drogas, y los embarazos de adolescentes, y el SIDA, y los terremotos, y las enfermedades. Que vivimos en un mundo malo y lleno de problemas, no porque tengamos una sociedad injusta y un sistema económico ineficiente y desbalanceado, sino porque Dios nos castiga por olvidarnos y alejarnos de Él.

Pero ya el genio salió de la botella. Sacamos la pasta de dientes del tubo y no la podemos volver a meter adentro otra vez. Todos esos rituales mitológicos de antaño los practicaba gente simple sin mucha educación, o educados que querían manipular y aprovecharse de esa gente simple. Cuando uno va a la escuela y a la universidad ahora, pronto se da cuenta de lo ridículas que son las historias de Adán y Eva con la serpiente que habla, caminar sobre el agua, clonar panes y peces sacándolos de una cestita como los magos sacan conejos o palomas del sombrero, vírgenes que tienen hijos sin tener sexo con un hombre, diluvios de 40 días, y todo ese negocio del cielo y el infierno para obligarnos a “portarnos bien” como se hace con burritos dándole zanahorias o palos para condicionarlos. Los “milagros” no solo son rarezas mágicas, son violaciones crasas a las leyes fundamentales de la física.

Ahora todo el mundo es más sofisticado, y toda la gente inteligente y educada cree en el Big Bang y en la evolución darwiniana. Conste que aún la mayoría creen en Dios aunque crean en esas explicaciones científicas, y creen que la Biblia es un libro sagrado y profundo, aunque con fábulas alegóricas que no se deben de aceptar literalmente. Sólo religiosos fundamentalistas, que temen perder el control sobre las mentes fácilmente manipulables de los feligreses que lo aceptan todo por fé, se dedican a atacar las teorías y resultados de la ciencia moderna. Pero vemos que son un grupo cada vez más pequeño, ridículo y que pierde poder a pasos agigantados.

No hace falta dejar de comer carne, oír música aburrida, asistir a sermones y procesiones, o participar de rituales milenarios sin sentido para tener valores morales y ser un buen ciudadano. Se puede ser noble, justo, solidario, y decente con o sin religión. Este mundo se va a arreglar y mejorar usando la lógica, la ciencia y la razón. No rezando ni esperando a que deidades invisibles e imaginarias lo destruyan (otra vez) para hacerlo bien de nuevo, o esperar a morir para mudarnos a vivir felices como ovejitas pastando en otra dimensión celestial y tocando arpas en una nube con alitas blancas en la espalda, si es que nos portamos bien.

Los valores morales que necesita la sociedad del Siglo XXI estarán basados en la lógica, el conocimiento y la ciencia. No en instituciones obsoletas preocupadas esencialmente de pecados sexuales y que basaban su ya desvaneciente poder en la ignorancia del populacho y su fé ciega en historias mitológicas imposibles.

4 comentarios:

Juhem Navarro dijo...

Saludos Ramón. Creo que esto te va a interesar. La prensa Catolica en EEUU y Latinoamerica le dio bastante cobertura, pero no lei nada en PR.

http://www.americanreligionsurvey-aris.org/latinos2008.pdf

Aanadi dijo...

Totalmente razonable. Me encantó. Hay que discutir los valores de la existencia por encima de los valores capitalista que se quedaron con el primer lugar.

Luis Gerardo dijo...

Es la primera vez que visito tu sitio y me gusto mucho tu opinión sobre la Semana Santa; cuanto más conozco sobre las religiones más me alejo de ellas. Creo que soy agnóstico, y respeto las creencias individuales, pero pienso que las religiones son la 'frisa de seguridad' que los humanos hemos creado para no aceptar el mundo natural en el cual vivimos y mantener un control político-social, que con la educación o des-educación y el pasar del tiempo las religiones han ido perdiendo. Por ejemplo en la biblia se condena a Adán y Eva por tomar del fruto del árbol de la ciencia; simplemente esto te dice una cosa: no averigües la verdad; cree en cualquier otro cuento.
Para finalizar, en Puerto Rico se asume que toda la población es 'cristiana', que tal crear nuevos días festivos para los musulmanes, judíos y demás... no creo.
Saludos.

Vlade dijo...

Me encanto esta reflexión.

"Ya la pasta de dientes se salió del tubo y no puede volver a entrar."

Que bueno que las creencias del renacimiento cada día están más lejanas.