miércoles, 29 de septiembre de 2010

Por fin… Un planeta extrasolar habitable

Desde hace unos pocos años hemos ido descubriendo montones de planetas en otras estrellas además del Sol. Ya no solo sabemos que nuestro Sistema Solar no es único en el universo, sino que cada vez más y más se confirma la hipótesis de que casi todas las estrellas de nuestra generación (la tercera o cuarta después de las primeras estrellas que se formaron luego del Big Bang) tienen sistemas planetarios.

Pero detectar planetas en estrellas que están a varios años luz de distancia no es tarea fácil. Los planetas son entre un millón a varios miles de veces más pequeños que las estrellas, y comparados con éstas casi no brillan. Por lo que con telescopios son imposibles de ver. Es como tratar de ver una motita de polvo oscura al lado de un edificio con todas las luces encendidas desde un satélite en órbita (como los que producen las imágenes de Google Earth).

Los planetas que primero se descubrieron fuera del Sistema Solar fueron unos que orbitaban alrededor de un pulsar3pulsar, que es una estrella de neutrones que emite un pulso de ondas de radio que pulsa como un corazón según la estrella gira y el haz de radiación que emite se alinea con la Tierra. Estos pulsos de radio se repiten con una frecuencia de milisegundos por lo que permitía detectar al planeta que lo orbitaba debido al efecto Doppler que producía el paso del planeta cerca del pulsar, lo que lo hacía bambolear sobre su eje de rotación como un trompo que se está deteniendo. Pero estos planetas no eran habitables. Viven cerca de una estrella ya apagada, bañados con radiación mortal, y luego de la explosión de supernova que creó el pulsar su superfice debe estar totalmente calcinada y deben haber perdido cualquier atmósfera que hubiesen tenido.

Usando este mismo sistema de medir con exquisita precisión el bamboleo que produce en una estrella el tener planetas orbitando alrededor de ella un equipo de astrónomos europeos acaba de anunciar el descubrimiento de un planeta denominado Gliese 581-g. Un planeta a 20 años luz de la Tierra con suficiente masa para tener una atmósfera y lo suficientemente calientito para tener agua líquida. Orbita una gigante roja y es el segundo de un sistema planetario de aparentemente 3 planetas. Pero Gliece-581-g (o “Ricitos de Oro” por el cuento de la niña que se comió la sopa del osito chiquito porque estaba a la temperatura justa, ni muy fría ni muy caliente) orbita en lo que se conoce como la “zona habitable” de su estrella.

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Su órbita dura unos 37 días y está levemente más cerca de lo que la Tierra orbita al Sol porque la gigante roja es una estrella más “fría” que el Sol, que es una estrella amarilla de la secuencia principal. Pero al estar ahí su superficie está lo suficientemente caliente como para tener agua líquida. Y de lo que vemos en la Tierra parece que una vez se tiene agua líquida la vida puede existir, y lo más seguro se forme naturalmente de forma relativamente rápida.

Todavía no sabemos si efectivamente hay agua líquida o trazas de oxígeno o hidrocarburos en su atmósfera porque no hemos visto el planeta. Solo detectamos su presencia por su efecto en el movimiento de su estrella, y de ahí usamos las leyes de la Física para calcular cuanto dura su órbita, a que distancia está de su estrella, y que masa debe tener para poder orbitar ahí. Pero esa masa es de unas 5 veces la masa de la Tierra lo que le permitiría tener una atmósfera que no se perdiera al espacio (como le pasó a la de Marte).

En los últimos 7 años se ha estudiado en detalle el bamboleo de su estrella y se ha determinado con bastante exactitud la localización ventajosa que tiene este planeta. Ahora hay que diseñar telescopios espaciales con sensitividades mucho más altas que las actuales para poder finalmente ver el planeta y tratar de tomar espectros de su atmósfera para evidenciar si de verdad tiene agua, y con algo más de suerte oxígeno, lo cual sería evidencia contundente de que contiene vida.

Pero aunque no tuviese vida debe ser fácilmente terraformable, y por lo menos nos brinda esperanza de que cerca del Sol hay planetas para los cuales mudarnos y establecer colonias humanas. Claro, viajar 20 años luz es ahora imposible, y va a requerir grandes avances en propulsión y tecnología espacial. Pero ya vemos la luz al final del túnel un poco más cerca, y el prospecto de colonizar el espacio se ve mejor desde nuestro primitivo punto de vista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

nice! alla me voy a casar.