jueves, 3 de abril de 2008

La guerra, la ciencia y la universidad

En estos días se está celebrando en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico un gran evento titulado "La 7ma Conferencia sobre Ciencia, Ambiente y Sociedad". Este año el tema de la Conferencia es el de "La Ciencia al Servicio de la Paz y los Derechos Humanos" con motivo del funesto quinto aniversario de esa brutalidad garrafal de proporciones olímpicas de los EE.UU. y la Administración Bush que es la Invasión y la Guerra Empantanada en Irak. Guerra que ha costado y está costando sobre un trillón de dólares (con sus poco entendidas secuelas de recesión, aumentos en todo, y falta de recursos para cosas importantes como la ciencia y la salud), y que se estima le ha quitado la vida a más de 50,000 seres humanos inocentes, (de los cuales solo son una ínfima fracción los 4,000 soldados americanos y puertorriqueños muertos estúpida e inútilmente, pero que parecen ser los únicos de los que se ocupan los periódicos y medios de prensa occidentales).

Lo triste es que el gobierno norteamericano actual y muchos de sus satélites derechistas todavía insisten en que esta guerra es algo bueno, y que hicieron lo correcto en mentir, torturar, bombardear civiles, y destruir prácticamente toda la infraestructura y gobierno funcional de un país para "defenderlo" de un tirano y transplantarle a la cañona su versión occidental-cristiana hipócrita de la "democracia". Y como cualquier sanano con un mínimo de malicia y conocimientos de geopolítica sabe que esta guerra realmente se diseñó para asegurar el control norteamericano sobre el petróleo de la región, uno tristemente puede predecir que esta no será la última guerra insensata y trillonaria de la humanidad. Los humanos nos seguimos multiplicando como un virus sin control, el petróleo se nos va a acabar en 50 años o menos, y son muchísimos más los que en China, India y el resto del Tercer Mundo quieren su pedazo del pastel energético para poder "desarrollarse" consumeristamente como el Primer Mundo. Todo parece indicar que tendremos guerra, violencia y salvajismo para rato.

Pero una mirada fría y científica al estado de los recursos naturales y al poder que la ciencia le dá a los combatientes de cada nueva guerra nos indica que esto es sencillamente INSOSTENIBLE. Es imposible seguir en este ciclo de invadir, guerrear, robar los recursos de otro país y volver a empezar que llevan los imperios de la humanidad desde tiempos inmemoriales. No hay muchos más recursos que robar. No van a dar para toda la gente que hay. Y la guerra solo logra que desperdiciemos más de lo que obtenemos en cada conquista militar sucesiva. Si seguimos haciendo guerras como la de Irak, (por no hablar del horrible pero cada vez más cercano prospecto de una guerra nuclear entre China y los EE.UU., o como secuela de un casi seguro terrorismo nuclear en el futuro cercano), NOS VAMOS A EXTINGUIR COMO ESPECIE al acabar y envenenar los pocos recursos naturales que quedan. Estas no son guerras por la libertad sino excursiones en las que los poderosos abusan, saquean y violan a los pequeños con el apoyo y la silente complicidad de todos los demás. Solo fomentan que otros poderosos que vienen subiendo recurran al mismo juego con los poderosos de ahora como perros hambrientos peleando por el último huesito con carne que queda.

El Dr. Daniel Altschuler, (de cuyos libros hemos hablado ya en artículos anteriores), ofreció hoy una excelente conferencia titulada "Guerra, Paz, Ciencia y Tecnología" que voy a ver si me da permiso para ponerla más tarde en este blog porque creo que les gustaría y sería de interés para muchos de mis lectores. Hoy hablaré en el blog sobre algunas reflexiones cortas que hice mientras oía su conferencia. Lo que Altschuler indica con un mar de data, gráficas, visuales y hasta poemas no es nada nuevo. La ciencia crece y progresa cada vez que hay guerra, y las guerras se hacen peores y cada vez más destructivas gracias a los adelantos tecnológicos que permiten matar y destruir cada vez más eficiente y ampliamente. Una de las preguntas científicas más importantes en campos como la biología y la psicología es la de si la guerra y la violencia están en nuestros genes y la estructura que la evolución produjo en nuestros cerebros, o si es un maligno invento social que podemos rechazar cuando maduremos como especie si así nos lo proponemos. ¿Podremos tener algún día un mundo sin más ninguna guerra (como en Star Trek)? ¿O es esto una estúpida e irrealizable utopía? Nadie sabe realmente la respuesta todavía. Toda la data empírica parece indicar que la guerra es una condición inevitable de ser humanos. Pero casi todas las mejores mentes y educadores del mundo nos instan a seguir trabajando hacia esa elusiva meta que es la paz mundial. Pero claro, paz con justicia para todos. No la pax americana que quieren los gringos donde solo ellos tienen riquezas, democracia, felicidad y recursos a granel mientras que a los demás que se los lleve el diablo. Ese tipo de paz injusta donde unos poquitos gozan y otros muchos sufren es efímera e inestable. No dura mucho si es que a eso se le puede llamar paz. Tampoco queremos la paz de los sepulcros que nos espera si nos extinguimos como especie y ya no queda ningún ser humano para guerrear más.

Nuestra meta debe ser una paz donde todos los países, todas las culturas y todos los seres humanos participen más o menos por igual. Donde todos tengan acceso a agua, comida y salud, y nos repartamos la poca energía y los bienes materiales que haya entre todos de una manera justa y racional, sin glotonería, lujos ni explotación del hombre por el hombre. Pero que imposible de realizar parece ser esta loable meta. Y sin embargo una insistente vocecita en nuestra conciencia nos dice siempre que no debemos darnos por vencidos NUNCA. Hay que seguir tratando y tratando de acercarnos lo más posible a ella. Y aquí es que el Dr. Altschuler nos indica que hay que empezar a usar el poder de la ciencia, (el poder más grande y asombroso que tenemos los seres humanos), no para producir mejores armas de guerra o aparatitos de consumo y entretenimiento botaratas y frívolos sino para entender COMO PENSAMOS y darnos una NUEVA ÉTICA para estos tiempos. Necesitamos una ética científica. Una ética que cambie las nociones de lo que es bueno y lo que es malo basadas en el entendimiento de lo que necesitamos para sobrevivir como especie.

Tenemos que enseñarle a los niños, estudiantes, votantes, científicos, políticos, empresarios y abogados que lo BUENO es lo que sea verdad y permita nuestra supervivencia como especie. Lo MALO es la mentira, la superstición y lo que nos acerque a la extinción. No podemos seguir más con éticas obsoletas y totalmente inútiles en nuestros tiempos científicos como las de LAS RELIGIONES, que aún hoy en día se basan en complicadas reglas inconsistentes e hipócritas donde lo más MALO es el sexo y el no creer ciegamente en "nuestra" religión y en "nuestro libro sagrado". A las iglesias cristianas modernas (y asumo que también a las de otras grandes religiones del mundo) le preocupa más evitar los abortos, el homosexualismo, la pornografía, la prostitución, la desnudez y el recolectar los diezmos que la tortura, la guerra, el calentamiento global, las corporaciones multinacionales que destruyen al planeta, y las modernas cruzadas entre fanáticos guerreristas de las religiones occidentales y orientales. La Iglesia Católica aumenta su lista de pecados para incluir la modificación genética y la contaminación pero no condena como pecados la tortura, las invasiones militares, el enseñar mentiras en las escuelas públicas, o el hacer fortunas billonarias vendiendo armas mortales.

Como intelectuales y como educadores los científicos en las universidades tenemos que enseñar algo más que termodinámica, ecuaciones de Newton, reacciones químicas, biología celular o teorías de psicología cognitiva. Si damos una clase de física y energía debemos hablar del calentamiento global, de la guerra y de los peligros que desató la bomba de Hiroshima. En las clases de química hay que hablar de la contaminación, y los peligros del consumerismo y la destrucción del ambiente que producen nuestros actuales usos de la química a nivel corporativo y social. En las clases de biología debemos hablar de los peligros a la biodiversidad que produce nuestro actual estilo de vida occidental y de la extinción de nuestra especie que se nos viene encima. Tenemos que hacer algo más que enseñar fórmulas, diagramas, nombres raros, y problemas matemáticos. Tenemos que dejar de producir profesionales sin conciencia ética alguna que por un buen sueldo producen bombas inteligentes, mejores armas nucleares, semillas transgénicas que no producen otras semillas fértiles para poder cobrar cada vez que alguien siembre comida, que llene a las vacas y pollos de antibióticos para poder producir más carne a corto plazo sin importar las consecuencias de salud a largo plazo, robots para detectar y matar "terroristas", aviones y naves de guerra automatizada y sin moral, y todo tipo de barbaridades peligrosas que los científicos le producen feliz y ciegamente a los idiotas en comando como Bush, las corporaciones sin alma como Monsanto o Halliburton, y todos sus secuaces derechistas que gozan en una orgía de maldad y egoísmo sin precedentes en la historia de la humanidad.

Los científicos en las universidades tenemos que enseñar no solo los contenidos y las teorías de la ciencia, sino más importante aún su forma de pensar, su metodología para buscar la verdad y su ética de que la verdad y la evidencia valen más que el poder, el dinero o la conveniencia de un país específico. Hay que enseñar reglas éticas en los cursos de ciencia como:

  1. La verdad la determina la lógica y la evidencia. No la fe, la tradición o quien tiene el poder económico.
  2. No se debe creer en nada, (no importa cuan poderoso, cuantos seguidores tenga, o cuan rico sea quien lo diga), si no hay evidencia concreta que indique que es cierto.
  3. La lógica y los argumentos de un solo hombre honesto que tenga la verdad valen más que los argumentos fanáticos y falsos de miles de hombres. La mayoría no siempre tiene la razón.
  4. Si queremos sobrevivir como especie tenemos que consumir menos, parir menos hijos, contaminar menos y repartir justamente los recursos de la Tierra.
  5. No debemos usar nuestros conocimientos científicos para matar, para hacer la guerra, o para facilitarle a las corporaciones el robo y el engaño. No debemos hacer investigación ni aceptar empleos (no importa cuan bien paguen) de los malvados, los asesinos, y los depredadores del ambiente y de otros países.

Si la humanidad no adopta esta nueva ética racional y científica DE SUPERVIVENCIA vamos derechito a la extinción de nuestra especie. Este camino de egoísmo, guerra, consumerismo sin límites, y fanatismo religioso irracional con el poder científico y los números de humanos que tenemos es simple y sencillamente SUICIDA. Y los científicos en las universidades, que somos los que mejor conocemos el estado de nuestra presente realidad y las consecuencias catastróficas de nuestros actos, somos los llamados a dar la voz de alerta y preparar a las nuevas generaciones para que no sigan más por este camino al desastre en que vamos hoy.

1 comentario:

Teófilo de Jesús dijo...

No puedo bregar con cada punto que estoy en desacuerdo, pero tengo que indicar que en Star Trek siempre han habido un montón de guerras con los romulanos, los klingons, los borg, el Dominio, los Xingi...así, creo que esa referencia es incorrecta.

El resto lo despacho parcialmente aquí:

A military-pacifist's manifesto y en Iranian Maritime Incident Allegedly Hyped by U.S. y en Trudy gets it right. Y también en SperoNews on Dorothy Day's anarcho-Catholicism and the way of love.

Es mejor leer aunque sea un poquito antes de depotricar a diestra y siniestra porque el resultado final no ilumina, sino que caricaturiza.

Esta entrada tuya fue casi un buen escrito.

-P.