jueves, 20 de septiembre de 2007

El final del mundo

Muchos le tienen miedo al prospecto de que se acabe el mundo, mientras que a otros eso no le inmuta porque piensan que eso no pasará cuando ellos estén vivos, y como en su egoísta noción de la vida los únicos que importan son ellos, pues allá que se preocupen los que estén vivos cuando eso pase. Claro, al hablar del "final del mundo", muchos lo confunden con la noción provincialista y antropocéntrica de que el final del mundo será cuando se mueran todos los seres humanos. Como si el mundo solo fuésemos nosotros y sin nosotros no vale la pena hablar del mundo.

Pero si los dinosaurios hubiesen desarrollado algo de inteligencia quizás hubiesen pensado que el mundo eran los dinosaurios, y que sin dinosaurios no habría mundo que valiese la pena considerar. Pero ya vemos que ellos se extinguieron, el mundo siguió feliz y aparecimos nosotros. Así que la opinión más lógica y científica es que si nos enfrascamos en una guerra nuclear o descuajinamos el clima y los ecosistemas que nos mantienen con vida, pues nos moriremos nosotros pero la Tierra seguirá feliz girando alrededor del sol, la vida continuará evolucionando, y a lo mejor en 65 millones de años surja una civilización de cucarachas inteligentes que crean que sin ellas el mundo no merece ser llamado mundo.

Así que en una visión más cósmica el final del mundo sería la destrucción o esterilización total del planeta Tierra. Porque lo importante, único y valioso del planeta Tierra es que tiene vida. Así que si la Tierra se convirtiese en una piedra totalmente muerta como la Luna, Mercurio o los asteroides pues dejaría de ser de interés para cualquier extraterrestre, o hasta para nosotros si sobreviviéramos a la catástrofe y colonizáramos otros planetas de nuestra galaxia.

La Tierra pudiera ser destruida y el mundo acabaría si la impactara un asteroide lo suficientemente grande, o si pasara cerca del sistema solar otra estrella o un objeto compacto (como un hueco negro) que desbaratara el frágil equilibrio gravitacional que mantiene a nuestro planeta en su especial órbita que hace posible que haya vida aquí. Pero el espacio es tan y tan grande, y las distancias entre las estrellas son tan y tan enormes que las probabilidades de que pasen estos desastrosos choques interestelares son horrendamente bajas. Así que esto no preocupa a nadie, excepto a los productores de películas de ciencia-ficción en Hollywood.

El final del mundo con más probabilidad de ocurrir se proyectaba para unos 8 billones de años en el futuro. Ese es el tiempo que le queda al Sol antes de que se le acabe el hidrógeno en el reactor nuclear que hay en su centro, y le de un caso de "hipo cósmico" que lo infle y lo convierta en una gigante roja. La física nuclear nos dice entonces que el Sol se inflará hasta casi llegar a la órbita de la Tierra y expulsará enormes cantidades de su atmósfera hacia el espacio interestelar. La sabiduría convencional era que esto marcaría el final del planeta Tierra porque si no lo freía la superficie solar, o no lo vaporizaba la onda de choque de gases calientes, pues el cambio de tamaño del Sol lo sacaría de órbita. Como quiera que fuese, no parecía haber salvación para nuestro planeta. Así que si la humanidad tuviese la osada pretensión de querer ser inmortal y durar para siempre pues más vale que para entonces ya hubiésemos buscado a que otros planetas mudarnos.

Pero en este interesante artículo se informa de un descubrimiento asombroso que acaban de realizar un grupo de astrónomos de Nápoles, Italia encabezados por el Dr. Roberto Silvotti. Ellos encontraron que hay un planeta alrededor de una estrella gigante roja (V 391 Pegasi) que sufrió el "hipo cósmico" hace unos 100 millones de años atrás, y que aparentemente sobrevivió y permanece enterito en una órbita estable. Más impresionante aún es que este planeta está a unas 1.7 unidades astronómicas de la estrella (una unidad astronómica es la distancia de la Tierra al Sol), lo cual lo pone en una órbita bien parecida a la de la Tierra antes de que la estrella se inflase hasta su etapa de gigante roja. El suertudo planetita fue descubierto gracias que V 391 Pegasi tiene una ondulación lumínica rítmica al ir convirtiendo helio a carbono en su centro, y analizando los cambios de frecuencia de la luz se descubrió un leve bamboleo que tiene la estrella gracias a la acción gravitacional del planeta sobre ella.

Así es que si usted es de los que compró un pedazo de terreno y se lo quiere legar a sus descendientes es posible que esta inversión en bienes raíces le dure más de los 8 billones de años antes proyectados. Claro, sus tataratataratatara[….]tatara-nietos necesitarán invertir en un buen equipo de aire acondicionado pues se estima que las temperaturas en la superficie de la Tierra (si es que sobrevive, lo cuál aún no se puede predecir con exactitud) andarán por los 200°C.


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5 comentarios:

Anónimo dijo...

En realidad lo que quiero comentar tiene poco que ver con este artículo. Quisiera discutir algo con algún hombre (o mujer) de ciencias. Mi compañero es un fervoroso creyente y yo, por mi parte, soy agnóstica. A veces tenemos discuciones de esas en las que no se llega a ningún acuerdo y simplemente nos alejan. Yo creo más en el método científico que en la mitología biblíca, pero a veces carezco de argumentos concluyentes y no quisiera llegar al mismo extremo de los que defienden algo a base de una fe arbitraria (en mi caso la ciencia y en el de los religiosos, la biblia). Los creyentes aseguran que los descubrimientos de la ciencia fueron predecidos en las escrituras hace miles de años. No creo que esto sea cierto del todo, pero como a la biblia la conozco tan poco, no me arriesgo a discutir sobre algo que sé poco. ¿Es cierto que la teoría de la evolución concluye, al igual que la biblia, que todos venimos en principio de una misma única pareja cuyos hijos se aparearon entre sí y poblaron el mundo? (cosa que hoy resultaría en un planeta de seres retrasados o deformes). Necesito argumentos que me hagan seguir creyendo en la ciencia y desmientan la mitología.

Ramón López Alemán dijo...

No. Aunque esto ocurrió hace sobre 200,000 años y no hay exactitud en el conocimiento, la evolución predice que hubo una serie de mutaciones genéticas en la especie anterior a nosotros (homo erectus) que creo dos líneas de primos humanoides: nosotros (los homo sapiens) y los primos (los neandertales, que después se extinguieron, o muy probablemente los matamos todos nosotros). Ahora es altamente posible que los primeros humanos se pudieran aparear tanto con miembros de homo erectus como con neandertales, así que no todos vendríamos de "la misma pareja" de humanos. Tocaré este tema en otro artículo después, así que está pendiente. Y gracias por leernos.

Anónimo dijo...

Te recomendaria varios libros, entre ellos "The Selfish Gene" y "The God Delusion", ambos de Richard Dawkins. The God Delusion es mas un libro para prepararte a defender tu postura agnostica con ciencia. The Selfish Gene es mucho mas "científico", aunque escrito para el lector casual, que toca el tema de le evolución.

Ambos buenisimos!

Anónimo dijo...

de la primera anónima: Gracias a ambos por la respuesta. Estaré pendiente y me seguiré informando. ¡Saludos desde Francia! -donde curso mi maestría-

Danny Ayala Hinojosa dijo...

No hace falta que el sol se convierta en nova, basta que una estrella se convierta en nova para que con sus radiaciones esterilice el planeta lo que igual no mataría a todas las especies animales y vegetales, quedarían remanentes en cuevas y en las profundidades. Quizá le tome a la vida varios cientos de millones de años para volver a formar una diversidad similar a la actual luego de un baño de radiación así.