viernes, 9 de noviembre de 2007

Las matemáticas, las encuestas y el análisis social

Cada vez que algún periódico saca una encuesta sobre los candidatos que se disputan el gobierno, o sobre las supuestas percepciones de la ciudadanía de "lo mal" que está la situación del país se arma un reperpero de madre. Todos los analistas, periodistas, políticos, bartenders, choferes de guagua pública, y hasta las viejitas que uno se encuentra en el supermercado se ponen a pontificar y a dar opiniones sabiondas sobre la misma. Que eso es una manipulación del periódico, que no se puede creer, que yo sabía que el mío iba adelante, que eso le pasa a Rosselló por cojonú y corrupto, que a Aníbal ya pronto se lo llevan arrestado los federales, que esto no hay quien lo aguante, que ya mismo me mudo pa la Florida, y miles de opiniones tan variadas como descabelladas.

Oyendo los programas de radio y las reacciones de los políticos uno oye todo tipo de análisis sesudos y llenos de palabrería inane que sin vergüenza ninguna se contradicen abiertamente unos a otros, y contienen muchas palabras, quejas y opiniones vacuas pero que no dicen nada sustantivo y útil. ¿Porqué las encuestas desatan este huracán de palabrería, auto-análisis, morbosidad y pesimismo colectivo? Muchos creen que las encuestas de opinión no sirven para nada. Otros creen que son intentos de manipular los procesos electorales. Otros creen que son fieles retratos de lo que piensa ese mítico ente que se conoce como "el pueblo". Otros se creen que son ejercicios de pitonisos inspirados por los dioses, algo así como los antiguos oráculos griegos.

Lo más impresionante es que en NINGUNO DE LOS ANÁLISIS sobre la encuesta, su validez o sus resultados se nos habla de matemáticas o de probabilidad estadística. Nadie, ni el periódico ni ningún analista radial o callejero, menciona la desviación estándar de los datos, ni parece creer que esto es importante a la hora de discutir los resultados de una encuesta de 1,000 personas escogidas al azar que pretende concluir importantes verdades sobre un universo de sobre 4,000,000 de seres humanos (muchos de los cuales solo reaccionan emocionalmente ante estos asuntos, sin tener ninguna base racional ni conocimiento real de lo que se está discutiendo). Nadie se preocupa del ancho de la distribución. A nadie le importa la razón entre la muestra y el universo a representarse. No se oye nada sobre los mecanismos usados para establecer la representatividad por edad, sexo, clase social, sueldo o región geográfica. El periódico de marras pone un lindo enlace gráfico en su página de Internet que nos promete explicarnos "la metodología" de la encuesta, pero cuando uno va lo que hay es un montón de palabrería inane que no dice nada y no tiene ni un solo número. Debemos aceptar que ellos se preocuparon de garantizar la representatividad de la muestra, pero como parecen creer que todos somos brutitos y no sabemos nada de estadística básica pues no nos van a quitar nuestro valioso tiempo de chismografía y novelas con los molestosos detalles numéricos.

La estadística y el análisis probabilístico para adivinar tendencias de una gran población a partir del análisis matemático de una pequeña muestra representativa es una herramienta muy útil en disciplinas tan importantes y variadas como política, ciencia, ingeniería, mercadeo o economía. El que la ha estudiado sabe que hay muchas fórmulas matemáticas que si se hacen con cuidado nos pueden parametrizar y describir cuan bien hecha está la encuesta y cuan confiables son sus resultados. Hay medidas de desviación estándar, Chi tests, varianza, ajustes polinomiales, medidas de tendencia y muchas otras. Pero hay que tener los números claros y explicitar en detalle el algoritmo matemático para ver como se llegó a ellos.

Uno no sabe si la encuesta de El Nuevo Día es válida o no PORQUE NUNCA NOS DAN LOS NÚMEROS ni el análisis estadístico para poder determinar esto usando las reglas de la probabilidad. Pero de las encuestas que han hecho en el pasado uno podría deducir que no parecen estar bien hechas pues casi nunca aciertan nada en ningún proceso electoral y llevan décadas intentándolo. Sin embargo cada vez que publican una todo el mundo las comenta, las hace el tema importante del día, y las desmenuza como si contuvieran información útil e importante.

Antonio Luis Ferré y la gente del Nuevo Día se creen que tienen un super-poder mágico de quitar y poner candidatos con sus afamadas encuestas, y parecen estar en lo correcto porque la mayoría de los votantes SE CREEN lo que publican estas encuestas de marras y cambian sus decisiones de por quien votar, o si deciden votar o quedarse en su casa. Y todo porque nos gusta el chisme pero no sabemos nada de nada de estadística y matemáticas. Por eso es que los cursos de ciencias y matemáticas son tan importantes y cruciales para el futuro de una nación moderna. Si seguimos dejándonos llevar por el Oráculo de Delfos como los griegos supersticiosos de la antigüedad, en vez de analizar datos crítica y racionalmente como los científicos, seguiremos presos de la ignorancia y la manipulación burda de los hombres de sombrero de copa y bigotes curvados en este circo de tres pistas que llamamos sociedad.


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1 comentario:

Juan Ignacio Casaubon dijo...

El hombre normal y sus acciones no son buenas o malas según la estadística.
Aunque todos 90% usen forros no quiere decir que esto está bien
Gracias amigo
Ignacio