La ciencia se puede considerar como una parte de la literatura. ¿Por qué digo yo esa barrabasada cuando todo mundo sabe que estas 2 disciplinas son diametralmente opuestas, y sus practicantes ni se entienden ni se hablan unos a otros en la universidad? Dijo el famoso escritor C.P. Snow que en el mundo académico e intelectual existían “dos culturas” en guerra: las ciencias y las humanidades.
Los científicos se supone que son gente fría, calculadora, lógica, metódica, que no creen en nada que no puedan ver y medir, y que no se dejan llevar por las emociones. Mientras que los artistas y poetas son sensibles, emotivos, compenetrados con el sentir y la realidad humana, creativos, y que con su arte nos llevan a mundos mejores y más bonitos. No sé cuanto de esos clichés sean verdad, y lo más seguro es que varían muchísimo de persona a persona. Ya lo dice el refrán: “De músico, poeta y loco todos tenemos un poco”.
Pero técnicamente la ciencia ES literatura porque los científicos no son nada más que cuentistas. Se dedican a mirar el mundo a su alrededor y a hacernos cuentos que expliquen en detalle porqué vemos lo que vemos. Claro los cuentos tienen una meta. Deben de ser verdad, o al menos ser un facsímil tan cercano a la verdad que al momento en que se hacen no se pueda ver ninguna diferencia con la verdad. Tan pronto se descubre que un cuento científico es falso porque se ve que ocurre algo diferente a lo que dice el cuento que va a ocurrir, ahí mismo los científicos pierden interés en el cuento y lo echan a la basura.
Como he dicho en varias entradas anteriores la meta de la ciencia es descubrir la verdad. Y la mayoría de la sociedad lo cree así. De un tiempo acá los científicos desplazaron a los reyes, los sacerdotes y los filósofos como los encargados y portadores de la “verdad”. Ahora todo el que quiere que Ud. crea algún cuento, o quiera venderle algún producto cuyas propiedades no son obvias, nos dice que eso que él nos alega “es el resultado de un reciente estudio científico” e inmediatamente todo mundo lo cree a pie juntillas. Si lo dicen los científicos debe de ser verdad porque esa gente es inteligente, se ha fajado estudiando algo dificilísimo que el resto de los mortales no domina, e históricamente tienden a tener la razón. (Claro, siempre y cuando usted no sea un religioso fundamentalista. Esos creen que los científicos son unos embusteros y agentes de Satanás porque todo lo que cuentan contradice las Sagradas Escrituras).
¿Cuando fué que los científicos ganaron ese respeto y credibilidad social? Porque en la Edad Media y en el tiempo de Copérnico y Galileo nadie les creía nada de lo que decían. Por casi un milenio desde que el Imperio Romano adoptó la religión cristiana como religión oficial de toda Europa, y se perdieron las enseñanzas y temperamentos filosóficos de la racionalidad exitosa de la antigua tradición griega, se creía que los seres humanos solo podían llegar a la verdad como Revelación Divina. Solo la Biblia contenía la verdad, solo la Iglesia la recibía de Dios y nos la pasaba a los demás, y nada que contradijera la Biblia o la teología católica podía ser verdad.
Estas nociones rígidas y estancadas de una verdad que no cambia nunca y que está fuera de nuestro control empezaron a ser socavadas por las ideas de dos filósofos de finales del Siglo XVI, el francés René Descartes (1596 - 1650), y el inglés Francis Bacon (1561 – 1626). Aunque sus respectivas metodologías para llegar a la verdad eran opuestas, ambos estaban de acuerdo en una noción muy importante que constituiría el paradigma de la ciencia moderna que nacería pocos años después. Y esta noción era la de que los seres humanos somos lo suficientemente inteligentes para descubrir la verdad sobre el mundo nosotros solitos sin ayuda de seres sobrenaturales. Y esto era así porque el universo no era una creación mágica y viva de un Dios impenetrable y misterioso, sino una máquina simple que se puede entender perfectamente si se rompe y se analiza en pedacitos pequeños y manejables (como los niños rompen un juguete nuevo para ver que tiene dentro y como funciona).
Descartes fue el abuelito de los teóricos. Creía en la racionalidad del ser humano. Su famosa frase de “Pienso, luego existo” fue el preludio a su método de ponerlo todo en duda hasta que uno pudiera llegar a la verdad paso por paso usando la razón como lo hacen los matemáticos y los geómetras. Pensando en teorías obtenidas por una metodología rigurosa y lógica se puede llegar a la certeza en conocer la verdad del mundo real como se llega a la verdad indudable de las demostraciones matemáticas.
Bacon por su parte fue el abuelito de los experimentalistas. Dijo que la verdad no está en libros viejos ni silogismos estáticos sino que tenemos que ir a buscarla. Y solo sabemos que algo es verdad cuando vemos que efectivamente es verdad. Su método para llegar a la verdad sobre el mundo era la inducción a partir de la data empírica que obtenemos mediante los sentidos. Si no lo veo no lo creo. Y solo mirando que es verdad y que no lo es llegaremos a desentrañar los misterios de la naturaleza. No preguntándole a Aristóteles o a Papá Dios. Ningún libro tiene verdades infalibles a menos que uno vea eso que argumenta el libro.
Los impresionantes éxitos del método científico que lograron Copérnico, Kepler, Galileo y Newton nacen de unir armoniosamente ambas posturas filosóficas y epistemológicas. Que preguntas le vamos a hacer al mundo y como las vamos a desarrollar e interpretar se harán con la matemática, la lógica y la razón. Las respuestas finales y firmes a esas preguntas las dará la experiencia sensorial.
En otras entradas de esta serie de epistemología e historia de la ciencia moderna seguiremos examinando como fue que el mundo occidental salió de la mentalidad religiosa medieval y se “convirtió” a la nueva fe en la ciencia y la razón de la Ilustración del Siglo XVII.
2 comentarios:
Ahhhh un buen blogcito de reflexión y análisis crítico entre la ciencia y el mundo.
De creencias animistas, politeísmo, monoteísmo, filosofía, alquimia a ciencia..
Evolución de la busqueda de la verdad.
No obstante, hoy en día hay tantas falacias del tipo "esta crema funciona porque ha sido probada científicamente" que insultan a la verdadera ciencia en esencia. La ciencia nació con el fin de explicar y entender el universo (o no entenderlo xD). No hay que confundir lo que es la ciencia con lo que vemos a diario en TV hoy por hoy.
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