¿Alguno de ustedes recuerdan aquellas antiguas cosas de cartón y papel que nuestros antepasados usaban para leer y transmitir información entre ellos de manera ineficiente y manual? ¿Cómo era que se llamaban? Aaaah…los libros. Uuuuh…. antes de la TV y el Internet había que visitar mausoleos del conocimiento fosilizado llamados librerías y bibliotecas. Había que coger prestados o comprar estos artefactos ya completamente terminados que no se podían editar ni usar para "cut and paste" (a menos que se hiciera físicamente con tijeras y pega blanca Elmer´s, la de la vaquita). A veces uno leía libros de autores ya muertos y escritos hacía cientos de años. Sin videos ni sonido alguno. Había que cargar con estos adefesios de papel y sentarse solito uno a leerlos página por página, sin hipertexto ni poder abrir otra ventana en Google para hacer referencia a otras cosas que nos pasaran por la mente mientras leíamos. No sé como la gente podía vivir antes del Internet de banda ancha. Y pensar que había gente que consideraba la lectura de libros como un gran placer. Luego vino Hollywood con sus efectos especiales, su música sinfónica de fondo y actores físicamente impecables. Ya mucha gente veía la película en vez de leer los libros originales. Y luego se esperaba al tercer o cuarto remake de la primera película que se inspiraba en algún libro original. La distancia entre los libros y la gente se iba acrecentando con cada innovación tecnológica y de entretenimiento de masas. Por suerte pronto se inventaron los blogs, Google, YouTube y las páginas de interacción social como MySpace y Facebook. Pero algo pasó al movernos a la autopista de la información donde podemos encontrar la respuesta a cualquier pregunta, ver todo tipo de videos estúpidos y graciosos, leer las intimidades sexuales, asquerosas y pornográficas de artistas y exhibicionistas, y enterarnos de los gustos, vida y milagros de perfectos desconocidos. Por alguna extraña y misteriosa razón que aún se desconoce la cantidad de información disponible hizo que la calidad de la misma se degradara grandemente. Claro que el hecho que la capacidad mental e intelectual de muchos de los lectores se degradara también hizo que muchos no se percataran de este hecho. Pero hay intentos de salvar el Web 2.0 de las interacciones sociales de poca profundidad y los millones de Terabytes diarios de mediocridad y banalidad que poder accesar información personal que cualquiera con una computadora haga disponible al mundo nos trae. Descubrí una página titulada Goodreads. Es una especie de Facebook pero para gente que todavía lee libros de papel. Saber que otros están leyendo y que piensan de estos libros parece una información útil y entretenida que sí vale la pena compartir. Espero que muchos más hispanos nos hagamos miembros de Goodreads y hagamos secciones de libros en español y de ciencias. Así me sentiré más a gusto, aunque sigo manteniendo mi página banal y bobita en Facebook.
Arizona Chess
Hace 2 días.
3 comentarios:
tu eras antes popular?
Jamás. Dios me libre...
Lo remito a www.racunlibros.blogspot.com para que lea el comentario de la primera entrada sobre la guerra ya declarada entre los libros electrónicos y los libros en papel
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